"La desolación era impresionante, las huellas del genocidio estaban presentes en todas partes"
Un día como hoy, 6 de abril, hace 20 años, el Presidente de Ruanda era asesinado mientras viajaba en un avión por un ataque con misiles del que se desconoce autoría. Su muerte desencadenaría en cuestión de horas tensiones étnicas, por siglos guardadas, entre la mayoría Hutu y la minoria Tutsi cuyo terrorífico camino los llevaría a una barbarie jamás imaginada en tiempos modernos. El genocidio en Ruanda culminó con montañas de muertes con armas artesanales que indignó a la humanidad, arrasó con el 80% de la población tutsi del país y con miles de hutus asesinados en represalia en un holocausto sangriento al cual el mundo le dio la espalda. *José Pablo Baraybar, antropólogo forense, fue el único peruano que llegó a la zona para investigar los hechos en una misión especial de la ONU, desde su experiencia nos cuenta en la siguiente entrevista lo que vio en aquel país donde el odio se izó como bandera.
1.- El
6 de abril se cumplen 20 años de la muerte del Presidente ruandés Juvenal Habyarimana, que a su vez da inicio a
las masacres que conllevaron al genocidio en Ruanda. ¿Cómo llegó Ud. A Ruanda
luego del genocidio y qué fue lo que encontró al llegar?
Mi participación
fue en el marco de la intervención que realizó el Tribunal Penal Internacional
para Ruanda (TPI); en la época obtuve el puesto de antropólogo forense en la unidad
de apoyo científico y llegué a Ruanda procedente de Haití, donde trabajaba en
la Misión Civil Internacional.
La unidad de apoyo científico del TPI a la que pertenecía
ya había exhumado una fosa común en Kibuye, atribuida al prefecto Clement
Kayishema. La fosa contenía los restos de 500 personas. Si bien llegué al sitio
al concluirse la exhumación, participé en la exhibición de prendas para iniciar
el proceso de identificación. Esto fue en febrero de 1996 si mal no recuerdo.
La desolación del paisaje era realmente impresionante, las huellas del
genocidio estaban presentes en todas partes, en particular recuerdo la iglesia
de Kibuye y las manchas de sangre aun visibles en las paredes o los machetazos
en algunos de los iconos. Tiempo después tuve que hacer una evaluación de los
sitios de masacres que estaban siendo exhumados por los propios ruandeses entre
Gisenyi y Cyangugu, bordeando el lago Kivu. La situación fue peor aun, ya que en
la desesperación la gente decidió desenterrar los muertos con sus propias manos
y recuerdo tractores que jalaban carretas llenas de prendas y huesos y chozas
donde me mostraban como habían apilado los cráneos de un lado, los fémures de
otro…En esa época los rebeldes Hutu, que se escondían en la selva de Nyungwe,
mataron a dos miembros del Alto Comisionado de DDHH en Cyangugu, poco tiempo
antes de su muerte yo pasé por su casa.
2.-
Como parte del equipo de las Naciones Unidas, Ud. Ha tenido contacto con otros
episodios de igual magnitud, en Yugoslavia, Kosovo y Guatemala. ¿Qué diferencia
encuentra entre lo ocurrido en Ruanda con lo ocurrido en otras partes del mundo?
Ruanda
no tiene comparación, tal vez por su magnitud es una situación simplemente
incomparable. Lo ocurrido en los Balcanes o en otras partes del mundo donde me
ha tocado trabajar es terrible pero no necesariamente comparable. Lo ocurrido
en Ruanda fue corto, sistemático y altamente concentrado. Sin embargo, las historias
que me tocó recopilar en el Congo (RDC), luego de la primera guerra congolesa
cuando la insurrección Banyamulengue y las tropas de Kabila llegaron a Kinshasa
son muy parecidas, recordemos que el llamado Mapping Report, habla de un
segundo genocidio esta vez causado por los ruandeses en Congo.
3.- El
detonante del genocidio fue las diferencias étnicas entre hutus y tutsis, si
bien en un inicio las acciones violentas llegarían de parte de la etnia
mayoritaria hutu, pasados los días las masacres perpetradas por ambas etnias
terminaron igualándose. ¿Encontró en su recorrido por Ruanda alguna diferencia
significativa entre ambas etnias?
Pues el
tema entre Hutus y Tutsis fue en realidad una creación de los Padres Blancos
durante la colonización Belga (a partir de 1880). Si bien se trata
originalmente de grupos pastores (Tutsis) y grupos agricultores (Hutus), no
había lengua, organización, ni territorio que los diferenciase. Mas bien la
catequización creó la idea, en base a la teoría Hamitica (derivado de Ham, hijo de Noé, cuyos hijos eran muy morenos), que los Tutsis eran físicamente distintos a la mayoría de otras tribus en la zona (por ser mas bien altos y de
facciones mas finas, algo definido como Nilotico en referencia a las
poblaciones que provienen de Sudán, Etiopia y Somalia). Por lo tanto al ver a estas
personas de facciones finas asumieron y les hicieron creer que ese era un signo
de no pertenencia a la mayoría de las poblaciones que los rodeaba, una suerte
de “morenos blancos”, y por lo tanto al ser “blancos” claramente superiores a
sus vecinos. Esta lógica creo un tratamiento diferencial y acceso preferente a
la educación y a la riqueza, creando por lo tanto un régimen mas bien despótico
de una minoría hacia una mayoría alienada que los veía con sorpresa al no
entender de donde venia ese derecho casi divino que ostentaban a ser la clase
dominante.
4.- Se
dice que el genocidio en Ruanda no fue planificado sino espontaneo debido a que
los agresores no eran soldados planeando matar civiles, en gran parte fue una
masacre donde hermanos, padres, ancianos, maestros, médicos e incluso religiosos
se mataban entre sí. Desde lo que encontró al llegar y de su experiencia en
estos temas, ¿Cómo podría explicar lo sucedido en aquel país donde cualquier
persona era potencialmente un asesino?
Eso es
más bien falso, la evidencia disponible habla de lo contrario. Por ejemplo
Rwandex Chillington empresa fabricante de herramientas (entre ellas pangas y
machetes) vendió en febrero de 1994 mas de lo que jamás había vendido, enviando
señales de alarma. Esto fue notificado a
la ONU y a las fuerzas de mantenimiento de paz. Adicionalmente, de los 16,000
machetes producidos por la compañía entre agosto y diciembre de 1993, una gran
parte fueron vendidos solo a dos personas, una de las cuales era casualmente el
líder de la milicia Hutu, el interahamwe (ver Des Forges 1999). Quedaba claro que armar a una milicia con machetes, pangas y porras era mas
fácil que crear una milicia que ostentase armas de fuego.
5.-
Según estadísticas posteriores, 25 personas eran asesinadas por minuto en un
conflicto que dejó el trágico saldo de 800.000 muertos. ¿Cómo lidió con el
trabajo de reconocimiento de las víctimas en un escenario como ese?
El TPI
enfocó el problema desde un punto de vista de casos paradigmáticos. Aparte del
trabajo realizado en Kibuye realizamos una exhumación en el Amgar Garage,
propiedad de George Anderson Rutaganda, quien terminó siendo sentenciado por
Genocidio y murió en la cárcel, de Sida si mal no recuerdo. El Amgar garaje
quedaba en una de las calles donde había sido establecido un retén, comandado
por Rutaganda y la gente intervenida era llevada a su garaje y en muchos casos
torturada y luego asesinada y enterrada en la parte posterior del mismo. En la
mayoría de casos el Tribunal solo ilustró casos sin enfocarse en la identificación
de las victimas. La dimensión del problema había de facto creado una situación
imposible, como identificar victimas en un país devastado y en el cual no había
siquiera registros sólidos sobre la identidad de las personas.
6.-Las
comunicaciones fueron un factor decisivo para que se llevara a cabo este tipo
de crímenes. Las radios alentaban a la matanza e incluso lo llamaban “un tipo
de trabajo”. ¿Siguió siendo tan fuerte el poder de la radio tras el genocidio?
¿Tuvo acceso o visitó algunos de estos medios de comunicación usados para
azuzar a la población?
No
visité ningún medio de comunicación, pero si, la radio continuó y continua
siendo uno de los medios mas importantes dada la geografía del lugar.
7.-Luego
del fracaso en Somalia y de la guerra que en paralelo se venía desatando en los
Balcanes, los norteamericanos y sus aliados de occidente no prestaron la
atención debida a lo que venía sucediendo en Ruanda. ¿Cree que existe cierta
culpa en la comunidad internacional sobre lo ocurrido en el país africano?
No
existe "cierta", sino más bien total culpa. Claramente los franceses facilitaron
la huida de los “genocidaires” durante la operación turquesa y se dice que
continuaron apoyando a las guerrillas Hutu en el entonces Zaire, a través de su
aliado Mobutu. De cualquier manera, esa parte de África fue siempre el patio
trasero de Francia y claramente en defensa de la “francofonia” y el avance de
la “anglofonia” es que se marca en muchos casos su intervención (o no) en la
región. Para Estados Unidos, Ruanda era un país fuera de su ámbito de acción, sin
interés estratégico alguno y ciertamente muy remoto para impedir lo que ocurrió,
claramente estaba mas involucrado en otros contextos que geopolíticamente caían más en su área de influencia.
8.- La
prensa internacional fue testigo de lo ocurrido en Ruanda, básicamente por las
grabaciones de reporteros en la zona que luego dieron la vuelta al mundo. ¿Hubo
una cobertura de igual magnitud luego de ocurrido el genocidio?
La
primera racha de reportajes post-genocidio fue bastante amplia y luego de
iniciados los trabajos forenses en a fines del 95’ y principios del 96, hubo un
resurgimiento en el interés. De alguna manera luego de ello, la “acción” se
mudó a los Balcanes y Ruanda, nuevamente, quedó relegada a otro plano.
9.- El
Tribunal Penal Internacional para Ruanda ha denunciado no sólo genocidio y
crímenes de lesa humanidad ocurridos en el país, también ha condenado actos
de violación sistemática de mujeres ruandesas como un acto de guerra ¿Encontró
casos como estos en su investigación?
Nosotros
no intervenimos en la investigación de casos de violación sexual pero si
escuchamos muchísimos testimonios al respecto.
10.-
Luego de 20 años de lo sucedido en Ruanda, el continente africano aún sigue
devastado por conflictos étnicos. ¿Qué lectura de la realidad socio política
actual le deja este trágico aniversario?
Que al
final África es un lugar con muchos usos, sirve para la explotación de recursos
ya que poseen un porcentaje significativo de los recursos mas importantes que
el mundo moderno consume y será estos mismos recursos los que sean defendidos
por los países que mas los consuman, a cualquier precio. Al final siempre nos
contarán que allá la gente siempre se ha matado y que no hay que sorprenderse.
Hasta el día de hoy ningún país, y menos aun una superpotencia ha mostrado un
genuino interés en transformar la región para bien, es decir crear un espacio
donde se respeten los derechos de todos y donde esas personas puedan decidir
con total libertad que hacer y que no con sus recursos. Es mas fácil
corromper y extraer por lo bajo y luego echarles la culpa a ellos por dejarse
sobornar, cuando al final la corrupción no es un patrimonio africano, sino de
la humanidad.
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* Jose Pablo Baraybar, es un
antropólogo peruano, graduado en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos,
especializado en la exhumación de restos humanos y en técnicas de
criminalística. Actualmente es el director del Equipo Peruano de Antropología
Forense (EPAF), cuyo rol en la elaboración del informe final de la Comisión de
la Verdad y Reconciliación fue importante para el reconocimiento del número de
desaparecidos durante la violencia interna en el Perú. Además, ha viajado por
varias partes del mundo como encargado de la Oficina de Personas Desaparecidas
y Ciencias Forenses de las Naciones Unidas, entre ellas a Argentina, Guatemala,
Etiopía, Ruanda, Congo, Bosnia y Kosovo.
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