Obituario: Elie Wiesel

“Olvidar a los muertos es lo mismo que matarlos por segunda vez". 
Elie Wiesel

"Lo recuerdo: sucedió ayer, o hace una eternidad. Un joven chico judío descubrió el Reino de la Noche. Recuerdo su desconcierto, recuerdo su angustia. Todo sucedió tan deprisa. El gueto. La deportación. El vagón de ganado sellado. El altar ardiente donde la historia del nuestra gente y el futuro de la humanidad habrían de ser sacrificados. Recuerdo que preguntó a su padre: ‘¿Puede ser esto verdad? Esto es el siglo XX, no la Edad Media. ¿Quién puede permitir que se cometan crímenes así? ¿Cómo puede el mundo permanecer en silencio? Y ahora ese chico me mira a mí. ‘Dime’, pregunta, ‘¿qué has hecho con mi futuro, qué has hecho con tu vida? Y yo le digo que lo he intentado. Que he intentado mantener la memoria viva, que he intentado luchar contra aquellos que olvidan. Porque si olvidamos, somos culpables, somos cómplices”.

Con estas palabras, Elie Wiesel aceptaba el Premio Nobel de la Paz en 1986. Eran tiempos de deshielo de la guerra fría y el preludio de los fundamentalismos de hoy en día que, por ese entonces, crepitaban en Beirut.

Wiesel, murió un poco en Auschwitz y Buchenwald, desde donde fue testigo en carne viva de los horrores del nazismo. Su cuerpo terminó el largo viaje el pasado 2 de julio cuando se le extinguió la vida y con ella desaparecieron también para nosotros los recuerdos de la cara más visible del holocausto desde Ana Frank.

Incansable periodista y escritor, su libro “La Noche” se tradujo a 30 idiomas y le permitió desarrollar su propia fundación junto a su esposa. En él narraba su dolor y culpa por permanecer callado mientras asesinaban a su padre en la misma noche cubierta de gritos de dolor.

A pesar de haber sido rescatado por el reconocimiento social, la economía lo volvió a golpear cuando Bernie Madoff y su estafa piramidal le hizo perder millones de dólares que casi ponen en bancarrota a su fundación pacifista.

Ha muerto Elie Wiesel, y con él, una historia cada vez más difícil y lejana  para contar.

Comentarios