Guatemala en el borde
Foto: EFE/Edwin
Bercián
Cuando el Papa
Francisco llegó al país, hace ya un año, se hizo esta pregunta “¿Qué
pasa en el Perú que todos los presidentes terminan sus mandatos y van
presos?". Si aquí cinco de nuestros ex mandatarios (Fujimori,
Toledo, García, Humala y Kuczynski) tienen procesos judiciales, en otro país
latinoamericano como Guatemala sucede exactamente lo mismo. Cinco de sus
gobernantes, incluyendo el actual, se enfrentan a graves acusaciones de
corrupción. Uno de ellos ya está en la cárcel, otro con impedimento de salida y
uno fugado en el extranjero gracias a un asilo político. ¿Les parece conocida
la historia?
Guatemala vivió
durante muchos años una cruenta guerra civil que al culminar derivó en una repartija
de poder en las sombras por parte de militares, paramilitares, guerrilleros y
mafias organizadas que pretendían, desde el gobierno de turno, impulsar la
impunidad. No es de extrañar que la sentencia por genocidio contra el
dictador Efraín Ríos Montt, en cuyo gobierno de facto se asesinó a
25 mil indígenas, fuese anulada por una corte guatemalteca. Ríos Montt murió en
libertad hace un año luego de que se le considerase incapaz de afrontar otro
juicio.
El empresario, Óscar
Berger, uno de los ex mandatarios guatemaltecos que no ha pasado por
los tribunales, solicitó ayuda a la ONU para poner en funcionamiento una
comisión que con personal y cofinanciamiento externo investigue los casos de
corrupción en las altas esferas del gobierno. Así en el 2006 se crea la Comisión
Internacional Contra la Impunidad en Guatemala conocida como CICIG.
El rol de la CICIG ha
sido clave para llevar a los juzgados a personalidades de la política, el
ejército y el empresariado guatemalteco. Como nunca antes, los ilustres y poderosos
eran citados por la justicia y condenados a prisión. A la fecha cerca de 700
personas han sido procesadas y más de 300 han tenido condena efectiva. Todo un
logro en un país donde la criminalidad estaba enquistada a nivel estructural.
Los peces gordos
Foto: EFE
Jorge Serrano Elías el impopular expresidente guatemalteco
que reconoció la independencia de Belice, país con el que Guatemala tiene aún
un diferendo territorial, imitó a Alberto Fujimori disolviendo el Congreso,
cerrando las cortes de justicia y censurando a medios opositores en 1993. El
autogolpe guatemalteco no tuvo apoyo popular y no se plegaron a él las fuerzas
armadas por lo que Serrano Elías tuvo que dejar el cargo a su vicepresidente.
Viajó a Panamá donde vive impunemente gracias al asilo político otorgado
por su amigo de entonces, el presidente panameño Guillermo Endara.
Foto: Critica.com
Alfonso Portillo, un político izquierdista que postuló por el
partido más derechista de Guatemala, obtuvo el cargo presidencial para el
periodo 2000 – 2004. En el 2001 se encontraron cuentas bancarias en Panamá
ligadas a su círculo más cercano e incluso familiar donde presumiblemente se
habría depositado dinero de las arcas guatemaltecas. Al terminar su mandato fue
investigado por desviar 500 millones de dólares de las arcas nacionales a
cuentas particulares. La Corte de Constitucionalidad le quitó la inmunidad
obtenida por ser Diputado del Parlamento Centroamericano y Portillo huyó a
México, país del cual fue extraditado en el 2008 para enfrentar un proceso en
su contra liderado por la CICIG. Estados Unidos también lo reclamó y fue
extraditado en 2013 para afrontar un juicio por lavado de activos; el
expresidente se declaró culpable y logró que se le baje la pena por este delito
estando solo un año en prisión en territorio norteamericano.
Foto: AP/Luis Soto
El
socialdemócrata Álvaro Colom, uno de los presidentes que mayores
programas sociales implementó en el país, fue investigado por la CICIG por
presuntamente haber favorecido a su Secretario de Presidencia, Gustavo Alejos,
quien fue su financista durante las campañas presidenciales del 2003 y 2007.
Desde la sombra, Alejos favorecía a sus empresas y sus familiares con contratos
en el Estado. Gloria Torres, hermana de la Primera Dama, también fue detenida
por estafa y cobro de comisiones ilegales. Un ex dirigente del partido de
Colom, vinculado al narcotráfico y que fue asesinado en el 2010, cerraba esta
tríada de corrupción en el seno de la presidencia. Álvaro Colom se
encuentra con arresto domiciliario luego de admitir que conocía y toleraba
estos actos bajo su administración.
Foto: France-Presse -
Getty images/Johan Ordonez
A Colom, le sucedió el
presidente Otto Pérez Molina, quien nombró a Thelma Aldana como
Fiscal de la Nación. Aldana, quien ha aceptado postular a la Presidencia en las
próximas elecciones, es uno de los personajes claves en la lucha contra la
corrupción en el país. La fiscal, junto con la CICIG, destaparon el caso “La
línea”, una red de corrupción aduanera, mediante la cual grandes
empresas importadoras podrían beneficiarse ilícitamente tras negociar por vía
telefónica con altos mandos gubernamentales. Las redes de esta telaraña
corrupta alcanzaron al mismo Pérez Molina y su vicepresidenta Roxana
Baldetti, quienes al ser expuestos renunciaron a sus cargos en la peor
crisis política guatemalteca en años. Desde el 2015, Pérez Molina se encuentra
bajo prisión preventiva por este caso y actualmente hay investigaciones sobre
los nexos de Odebrecht con su gestión.
Foto: Nómada/Carlos
Sebastián
El actual
presidente Jimmy Morales, un excéntrico excomediante
televisivo y el tercer evangélico en ocupar la presidencia luego de Efraín
Ríos Monnt y Jorge Serrano Elías, llegó al poder con el lema “ni
corrupto, ni ladrón”. Juzgado por su nula experiencia política al asumir el
cargo, Morales se mostraba como un renovador en tiempos en los que la CICIG
estaba enviando a prisión a varios intocables. De hecho, el
autodenominado “nacionalista cristiano”, era al inicio de su
mandato un personaje muy cercano a la entidad y compartía conferencias de
prensa con Iván Velasquez, el Comisionado de la CICIG, y Thelma
Aldana, la Fiscal Superior.
La relación entre el
presidente y la CICIG se resquebrajó luego que se sindicara a su hijo, José
Manuel Morales, y a su hermano, Samuel Morales, como parte
de una red de corrupción que emitió facturas fantasmas al Estado, como el
caso de los 564 desayunos que nunca se sirvieron al Registro General de la
Propiedad. Si bien estos casos se dieron cuando aún Morales no era presidente,
desde entonces muchas investigaciones periodísticas empezaron a centrarse en el
mandatario, quien además es el mejor pagado de toda Latinoamérica con un sueldo
50 veces mayor al salario mínimo de su país. A pesar de su bien remunerado
puesto se descubrió que sus gastos personales como masajes, regalos, entradas
al cine y sus famosos lentes Carolina Herrera eran facturados directamente
a la casa presidencial como "otros rubros".
La gota que derramó el
vaso y abrió un conflicto frontal entre Presidencia y la CICIG fue la
investigación sobre el ingreso de dinero ilícito en su campaña presidencial al
no declarar un millón doscientos mil dólares. Desde que salieron las denuncias,
Morales actuó de manera desproporcionada frente al ente internacional
calificándolo como “una comisión que excede en sus funciones y es una
amenaza para la paz”.
Morales ha expulsado a
los 11 funcionarios de esta entidad que contaba con un 70% de aprobación
popular y ha decidido dar por concluido unilateralmente el acuerdo con la ONU
que creaba a la comisión, algo a todas luces inconstitucional y que
probablemente no será aceptado por la Corte de Constitucionalidad.
En medio de las
protestas masivas contra el mandatario, una prensa hostilizada por el gobierno
y la desacreditación del Ministerio Público por parte del régimen, los
organismos internacionales ven con preocupación lo que sucede al interior
de un gobierno cada vez más próximo a la ilegalidad.
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